Colombia viene siendo víctima en un proceso colectivo de polarización,
proceso que es promovido por cabezas visibles de la política nacional que
requieren de la confrontación para poder seguir vigentes en la política
Nacional y así continuar posando de víctimas y próceres (simultáneamente), creo
que para que quien este leyendo estas líneas es claro quiénes son estos
personajes, y no pienso entrar a juzgar porque no soy quien y porque encontrar
diferencias entre estos personajes es muy complicado.
Inicio haciendo mención a esta triste situación, porque ha limitado la
posibilidad de establecer políticas de estado a mediano y largo plazo respecto
a que se quiere de Colombia en un futuro, los mayores avances se han logrado
con la inclusión de Colombia en la OCDE en donde se establecen una serie de
compromisos que aún no han sido expuestos de manera clara a la sociedad colombiana;
no obstante, algunos expertos y experiencias internacionales permiten inferir
que el primer paso a seguir es potenciar el crecimiento económico, pasando de
las cifras actuales que rondan el 3% a un 8% sostenido y en crecimiento, siendo
un reto nada despreciable pero que es el primer paso y un gran paso en pro de
un mayor desarrollo económico de nuestra nación; en este momento se me viene a
la mente un docente de presupuesto y finanzas corporativas que nos decía “después
que hayan entradas hay presupuesto” y en este sentido puedo afirmar, mientras
haya crecimiento económico hay posibilidades de desarrollar programas multi
dimensionales complementarios de desarrollo.
El crecimiento económico no debiera ser un reto titánico como se ha
convertido para nuestra nación teniendo en cuenta la alta disponibilidad de
recursos minerales a explotar, así como todos los pisos climáticos y el no ser
un país sujeto a estaciones, contar con un mercado interno relativamente amplio,
entre muchos otros elementos; apelando a un narrador deportivo “pasando hambre
y con la nevera llena”; pero lastimosamente tomamos el camino (encabezado por
nuestros líderes políticos) de dedicarnos a buscar problemas pero no a generar
soluciones, y las soluciones que se proponen a veces no son (a mi parecer) las
más adecuadas.
Un camino que se debe seguir es el desarrollo minero y petrolero, pero
frente a esto se ha tomado el camino de la prohibición; y me preguntó entonces,
si la prohibición es la solución a nuestros problemas, ¿por qué nuestros
políticos se siguen enriqueciendo mediante el desfalco a la nación?, ¿por qué
se siguen presentando asesinatos a todos los niveles de la sociedad? ¿por qué
el narcotráfico sigue siendo la actividad agrícola por excelencia? Si todas
estas tristes situaciones están prohibidas, la respuesta es sencilla prohibir
no sirve de nada.
Colombia ha desarrollado reglamentación amplia y suficiente (aunque con
algunos vacíos) para el poder desarrollar de manera adecuada la explotación
minero – energético, pero la limitante es el control efectivo del cumplimiento
de estas normas; y está situación de incapacidad de ejercer control efectivo frente
al cumplimiento de las leyes es una situación generalizada a todas las
actividades de nuestra nación.
Algo claro es que no se puede promover la explotación minera y de petróleos
y no generar desarrollo a la nación, esos recursos se deben evidenciar en
desarrollo sostenible y bienestar para nuestra nación.
Mal haría en concluir que mediante la explotación minero - energética se
alcanzará el crecimiento que requiere nuestra nación, pero es un avance en este
proceso, pero es claro que solo mediante la suma de todos los sectores económicos
de la sociedad colombiana, así como el compromiso general del Estado podremos
encontrar un camino hacía nuestras metas… aun que como dije al comienzo debemos
saber cuál es nuestra meta como país.
Para finalizar solo puedo decir que la solución para encontrar el crecimiento
se encuentra en la COMPETITIVIDAD.